No me creo lo que veo. Ni lo que leo. Se supone que la televisión o el periódico dicen la verdad, porque ese es su trabajo. Entonces, ¿qué me pasa doctor? El diagnóstico no se hace esperar: usted ha perdido la fe en los medios de comunicación.
No es que el telediario parezca un efecto de mi imaginación, en realidad, me entran sudores fríos con la narración del presentador al pensar: ¡qué se estarán callando! ¿Por qué no nos cuentan lo que en realidad ocurre? La próxima vez que alguien me mande callar cuando salgan las noticias por la televisión, lanzaré hortalizas contra la pantalla como cuando al público no le gustaba la farsa.
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