miércoles, 31 de diciembre de 2008

Juguete roto

Sensación que te recorre el cuerpo cuando crees que has perdido algo. Algo más importante que las llaves o el móvil, más allá de la inocencia o la juventud. De repente, algo ha desaparecido con el último aliento, con la última carcajada. Es como si la mente, corrompida por todo lo que ha pasado, no pudiera experimentar la alegría o incluso la libertad como hacía siempre. Mientras congelo el pasado para seguir adelante, me doy cuenta de lo que me queda: un juguete roto con el que nunca volveré a divertirme.

martes, 16 de diciembre de 2008

Desde Ghost hasta The Ring todo vale

No hace falta que los grandes argumentos de la humanidad sean el germen de las megaproducciones hollywoodienses. Y es que algunos se ponen a rodar con la primera idea que se cepillan o porque simplemente les sobraba dinero.
Es el caso de producciones como Ghost, esa película que invade la sobremesa española dejando a un país con ardor de estómago. Analicemos su argumento para después pensar en las siniestras mentes que nos manipulan a la hora de la siesta. Sinopsis: Pareja feliz de enamorados, que se enrollan mientras ella tornea barro; él se muere. Hasta aquí, la película va bien pero se hubiera quedado en cortometraje. Para conseguir el ardor esperado en el público, la trama continúa y el muerto aún sigue dando por saco a los vivos. La única forma de comunicarse con su novia (agárrate de los pelos porque esto no te lo esperas) es Whoopi Goldberg, una médium con menos credibilidad que Herodes con un niño en brazos. Pues bien, los programadores no se cansan de torturar a los espectadores de la televisión pública con argumentos de este calibre. Hay más casos.
Vamos con una de terror, The Ring… ¿De qué va la película? De una cinta de vídeo (bastante redundante ya de por sí) que mata. Es una maldición, cuando la gente ve la dichosa cinta, a los pocos días se muere. La asesina es la típica niña siniestra a lo japonés que sale de la televisión y acaba con la vida del primero que se encuentra. Por lo visto, esta niña fue encerrada hace décadas en un pozo donde, sin recursos y dejándose las uñas en la pared para poder salir, inventó el VHS para vengarse de la humanidad. Lógicamente, en la película hay una madre que quiere salvar a su hijo y, ¿adivinas cómo lo consigue? Buscando en Google. Para morirse de risa.

*Idea original: Javi&Borja, ultracríticos de cine.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Los psicópatas de Leganitos

No hace falta irse a Guantánamo para que te sangren los oídos con un relato sobre abusos de autoridad. El terrorismo de Estado también se práctica en el centro de Madrid. En este caso, quienes se encargan de promover el terror son policías que, en plena democracia, han rescatado las formas propias de una dictadura para tratar a los ciudadanos. Uno de ellos es un colega (podría ser cualquiera de los tuyos) que el otro día salió de marcha y, en contra de su voluntad, acabó la noche en la calle Leganitos.
Estaba con otros colegas en una discoteca de la capital cuando, de repente, la sala se llenó de policías. “Todo el mundo contra la pared”, mandaron los agentes que se pusieron a cachear a la masa fiestera. Mi colega, que salía del baño, se encontró con unos policías que arrastraban del pelo a una chica. No tenía pinta de ser muy peligrosa, sólo gritaba y lloraba; estaba asustada y el terror se lo estaban provocando funcionarios encargados de “velar por nuestra seguridad”. Caballerosidad, civismo, llámalo como quieras, la reacción de mi colega fue intervenir ante esta situación. Les pidió que pararan y los agentes interpretaron este gesto como una afrenta.
Se lo llevaron esposado a la comisaría de Leganitos, después de propinarle una paliza por la que tuvo que ir al hospital. El parte de lesiones recogía la rotura de dedos y costilla y la perforación de un tímpano, documentos que mi colega no pudo conservar porque los policías que le acompañaban se los arrebataron. De vuelta a la comisaría, esperó hacinado y herido en el suelo de una celda hasta que llegó un abogado de oficio (había sido acusado de resistencia a la autoridad). Sin reloj, no podía calcular el tiempo que llevaba encerrado mientras los policías que custodiaban el calabazo se entretenían dando horas falsas a los detenidos cada vez que preguntaban. Mi colega no es el único que ha pasado por esto…
Las palizas a inocentes se han convertido en la firma de los psicópatas que trabajan en comisarías como la de Leganitos. ¿Nadie piensa detenerlos?