El político irlandés Edmund Burke (1729/97) fue el primero que calificó a la prensa como “el cuarto poder”. Lo hizo cuando los periodistas dejaron de tener prohibida la entrada en el Parlamento inglés y ocuparon, se supone, la cuarta tribuna. Esta prohibición se había mantenido desde la República de Oliver Cromwell (periodo dictatorial de 1649 a 1659) hasta que se desató la polémica definitiva con la detención del editor del periódico London Evening Post en 1771, tras publicar una información confidencial del Parlamento. Al día siguiente, el resto de periódicos publicaron el mismo texto… Pero, si los periodistas ingleses tuvieron que luchar durante más de un siglo para poder entrar en el Parlamento, a sus vecinos franceses les hizo falta una revolución para poner fin a las licencias regias que controlaban las imprentas desde su invención. Otra batalla que el cuarto poder le tuvo que ganar a los gobernantes en la guerra por difundir la verdad.
Aunque resulte más reciente el tanto que se apuntó el periodismo contra el presidente de Estados Unidos Richard Nixon, más escandaloso fue el asalto al sector de la información protagonizado por del senador Joseph McCarthy, con su particular caza de brujas. Más reciente e insultante resulta la impunidad del asesinato del cámara español José Couso, cuando las tropas comandadas desde Washington atacaron un hotel en Irak donde se encontraba alojada parte de la prensa internacional que cubría la invasión. Más estremecedor es que 60 sea el número de periodistas asesinados durante el 2008 (REPORTEROS SIN FRONTERAS: http://www.blogger.com/%20http://www.rsf.org/article.php3?id_article=29805/).
Olvidamos que la libertad de prensa y opinión están igual de protegidas que otros derechos humanos como el de la vida. Esperamos demasiado al confiar en que los periodistas podrán ganar esta guerra en solitario.
Aunque resulte más reciente el tanto que se apuntó el periodismo contra el presidente de Estados Unidos Richard Nixon, más escandaloso fue el asalto al sector de la información protagonizado por del senador Joseph McCarthy, con su particular caza de brujas. Más reciente e insultante resulta la impunidad del asesinato del cámara español José Couso, cuando las tropas comandadas desde Washington atacaron un hotel en Irak donde se encontraba alojada parte de la prensa internacional que cubría la invasión. Más estremecedor es que 60 sea el número de periodistas asesinados durante el 2008 (REPORTEROS SIN FRONTERAS: http://www.blogger.com/%20http://www.rsf.org/article.php3?id_article=29805/).
Olvidamos que la libertad de prensa y opinión están igual de protegidas que otros derechos humanos como el de la vida. Esperamos demasiado al confiar en que los periodistas podrán ganar esta guerra en solitario.