lunes, 19 de enero de 2009

Terrorista el que lo lea

El terrorismo (dominar por el terror, infundir terror) es un concepto traicionero porque su significado varía en función de quién lo utiliza. Estados Unidos, tras el 11S y bajo el paraguas de impunidad denominado Guerra Global contra el Terrorismo, ha invadido Afganistán e Irak, además de inflar la xenofobia contra los árabes. En España, los políticos tampoco se andan con tonterías a la hora de “tirarse los muertos encima de la mesa” y no han sido, ni una ni dos, las veces que los españoles han acudido a las urnas con la amenaza terrorista en sus corazones. Se habla con tanta facilidad de esos muertos… civiles inocentes, como tú o yo.
La actividad de Israel sólo tiene un nombre: terrorismo. Y mientras nadie, en su sano juicio, justifica los atentados terroristas, hay otros (políticos, jueces, periodistas… ciudadanos “de bien”) capaces de justificar la crueldad que los sionistas están gastando en Palestina. Uno de los argumentos más contundentes utilizado por los defensores de esta forma encubierta de terrorismo (de Estado) es que “los palestinos votan a terroristas”. ¡Con lo qué se le llenaba la boca a Occidente con los comicios electorales en Palestina! Ahora, esos mismos exportadores de la democracia, son incapaces de respetar a Hamás, la opción política elegida mayoritariamente por los palestinos en 2006.
Hamás es una “organización terrorista”, ¿para quién? Para Estados Unidos (también para la Unión Europea, Japón, Canadá y Australia), que tiene un listado de bandas terroristas en el que también se encuentra Al Qaeda… Esa lista es pura propaganda, porque la verdadera información que manejan los servicios de inteligencia es secreta. Hamás, para los palestinos, en las últimas décadas de derramamiento de sangre inocente, ha representado la última red social de asistencia ante los ataques de Israel. Mientras Fatah se corrompía y se olvidaba de su pueblo, Hamás era la única fuerza capaz en Palestina de ayudar a la población civil bombardeaba y de organizar la resistencia contra el enemigo. Después de su derrota electoral en 2006, Fatah rechazó formar un gobierno de unidad nacional con Hamás y de desató una guerra interna, con enfrentamientos en las calles de Gaza y Cisjordania. Algunos comprenden esta postura de Fatah porque renunciar al poder supone renunciar a la imprescindible ayuda exterior: “La comunidad internacional se negó a prestar ayuda financiera o reconocimiento legítimo al gobierno de Hamás, debido a que esta organización se niega, hasta el momento, a aceptar los tres puntos básicos exigidos por la ONU para avanzar en el proceso de paz: el reconocimiento del derecho de Israel a existir, renunciar a la violencia terrorista y aceptar los Acuerdos de Oslo” (Wikipedia).
Es curioso como los que justifican las guerras, las invasiones y los bombardeos a población civil, son los mismos que persiguen a los terroristas por todo el mundo… ¿No pretenderán estos gobiernos extender su dominio mediante el terror?

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